miércoles, 11 de agosto de 2010

El Hombre que no sabe lo que quiere (continuación)

Hoy la he perdido por mi propia inutilidad emocional.
Hoy me he vuelto a defraudar. Repetidas veces en un solo día.
Para cualquier otra persona, un dia como hoy seria un dia para olvidar, pero para mi es sólo un dia mas.
La veo alejarse, miro cada uno de sus pasos como si esta fuera una despedida ya digerida, sabrá ella cuánto quiero que se quede?
Sabrá que deseaba que se deshiciera de sus amigos, que les pidiera privacidad para hacer sus valijas, y que con poco tiempo disponible, volviera sólo para intentar reparar el tiempo. Tiempo que malgasté.
Sabrá que cada uno de sus pasos hacia el auto son golpes que me da el corazón, cansado de darme señales de arranque, de tanto ímpetu perdido en dudas inventadas sólo por mi.
Sabrá que la voy a extrañar?

Solo puedo dejar abierta la puerta, esperando descaradamente que su corazón tenga una segunda oportunidad para darme. Esperando ya sin tiempo limite salvo la partida en si misma dios sabe donde.
Se me cruzan formas de volverla a ver, puedo ir a su residencia de veraneo, plantarme entre sus amigos y reclamar lo que es justo y es mío: estar solo con ella.
Se me ocurre llamar a uno de ellos, rogarle por ese momento, o simplemente preguntarle por donde están, o a donde van y encontrarlos. Verla. Como sea.
Se me ocurren varios planes que solo serán ideas que hoy a la tarde olvidaré.

Porque ya de vuelta en mi habitación, recostado en la cama, bendecido por la fresca brisa que genera este ventilador, me he decretado como el derrotado, como el fracaso, el desgano, el perdido, el hombre que no sabe lo que quiere.

EL HOMBRE QUE NO SABE LO QUE QUIERE

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